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Lo expuesto contiene, en verdad, las apretadas conclusiones de una completa investigación que se expone con mucho detalle en los libros de Riane Eisler arriba mencionados. Por la excesiva síntesis contiene algunas afirmaciones que podrían ser interpretadas como bastante feministas. En realidad, la autora, aunque reivindica con muy buenas razones un lugar sustancialmente más elevado que el actual para la mujer, que le ha sido injustamente negado hasta ahora, no propone pasar del machismo al hembrismo, o del patriarcado al matriarcado, o de la “patria” a la “matria” (27), etc. Su propuesta está contenida, en términos generales en el modelo solidario de sociedad, un modelo muy completo y armónico, de relación igualitaria entre hombres y mujeres.

En América Latina, donde la presencia de la mujer ha ido creciendo aceleradamente en los últimos cien años, hasta la situación que se vive hoy, una propuesta de sociedad solidaria como la esbozada aquí en las palabras de Riane Eisler abre un horizonte que merece la pena ser explorado y, seguramente, aplicado. Una visión integral como la de Ken Wilber se complementa muy bien con la propuesta de una sociedad solidaria.

Pienso que estos dos grandes ejes, que le dan un perfil más completo (integral) al concepto de desarrollo y bosquejan un modelo solidario de sociedad, de aplicarse sistemática y consistentemente en América Latina, pueden producir un enriquecimiento insospechado en la vida de todos y un perfeccionamiento no imaginado del todavía muy imperfecto paradigma democrático. Pienso con firmeza que los latinoamericanos podrán ser más felices si aplican sus esfuerzos para hacer realidad esta visión.



EPÍLOGO


“... para traducir la nuevas ideas en nuevas realidades no sólo se requiere claridad de visión, sino también la oportunidad para cambiar las antiguas realidades”. (Riane Eisler, El cáliz y la espada, p. 193)


Las reflexiones hechas en este escrito se inspiran en las palabras arriba citadas. Pienso que se está abriendo una oportunidad, como la reclamada por Eisler en la cita transcrita, “para cambiar las antiguas realidades” y poder así “traducir las nuevas ideas en nuevas realidades”. Se trata de una oportunidad, quizá hasta ahora única en la historia latinoamericana, para romper algunos círculos viciosos que han atrapado a nuestros países en forma constante y le han impedido salir de ellos hacia horizontes claramente mejores. José Ortega y Gasset, el pensador español que escribió “La rebelión de las masas” y muchas obras más, llenas de esa razón e intuición que, juntas, componen la sabiduría, dijo en 1928 en el parlamento chileno: “Porque tiene ese Chile florido algo de Sísifo, ya que, como él, vive junto a una alta serranía y, como él, parece condenado a que se le venga abajo cien veces lo que con su esfuerzo cien veces elevó.” (28) Esto vale para toda América Latina. ¿Nuestros países aprisionados eternamente en la maldición de Sísifo, condenados una y otra vez a la tarea de recomenzar lo ya hecho? Creo que todos quisiéramos que esto no fuera cierto. Pero creo también que podemos concordar que la observación de Ortega y Gasset tiene algún fundamento. ¿Podremos romper el círculo vicioso? Hoy estamos, quizá, en un recodo del camino en el cual se han dado condiciones excepcionales que pueden poner fin a la maldición de Sísifo. La visión aquí propuesta, para avanzar hacia un desarrollo integral al servicio de un modelo solidario de sociedad, podría ser la gran puerta de entrada a una nueva fase histórica. La tarea por delante es precisarla, trazar un camino detallado. Eso requiere mucho trabajo e investigación, pero es un esfuerzo estimulante, motivador. A eso invita precisamente este escrito, que es un llamado esperanzado y, apenas, una sencilla introducción. De aceptarse este planteamiento, la tarea entera estará por hacerse, pero con algo muy importante avanzado, como es la meta definida. Para contribuir a ello se ha escrito esta ponencia.


NOTAS

27 Este contrapunto entre “matria” y “patria” lo escuché por primera vez la noche en que triunfó en Chile Michelle Bachelet. Una actriz, Malucha Pinto, exclamó eufórica desde los balcones de donde luego hablaría la flamante Presidenta electa: “¡ya no tenemos patria! ¡ahora tenemos matria!”

28 José Ortega y Gasset, Discurso en el Parlamento Chileno. Pronunciado el 1928 y publicado en el Diario Ilustrado, Santiago de Chile, 23 de Octubre de 1955. También en: José Ortega y Gasset, Meditaciones del pueblo joven, El Arquero, Ediciones de la Revista de Occidente Madrid, 1966(2ed). Página 39.


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